El Maestro de Ceremonias

En Villa Catalina reconocemos y admiramos el trabajo de todos los Maestros de Ceremonia certificados y calificados para llevar a cabo este delicado trabajo.

Es el anfitrión oficial de un evento.
Cuando busquemos un Maestro de Ceremonias para nuestra boda, cumpleaños, evento empresarial, entre otros, debemos preocuparnos por encontrar un profesional en la materia, con experiencia, conocimiento y recomendaciones. Debemos conocerlo antes, reunirnos con él, y sobre todo, sentirnos a gusto y confiados en sus cualidades y habilidades. El Maestro de Ceremonias se convierte en un amigo el día de nuestro evento, nos hace sentir tranquilos y disfrutar de nuestra celebración tanto como a nuestros invitados, a quienes los hará sentir parte importante de la actividad.
Sus funciones son numerosas e importantes. El estará a cargo de la presentación de los homenajeados. Deberá saber sus nombres, jamás deberá confundir un nombre, olvidarlo o mencionarlo como la mamá del novio, el papá de la cumpleañera, ¡el conferencista! Hace los anuncios o transmite la información importante y básica del evento: salidas de emergencias, uso de aparatos electrónicos, presentación de la mesa principal, oradores, programa, anuncia el brindis, la apertura del buffet, entre otros.
Un Maestro de Ceremonias conoce a fondo el evento que le confían, planifica minuto a minuto todo lo que acontecerá ese importante día. Es el encargado de llevar la secuencia de las actividades del programa, será responsable de la fluidez del evento cumpliendo el horario establecido, lo cual permitirá que todo transcurra sin contratiempos y que se puedan realizar todas las actividades programadas, sin tener que sacrificar horas de música o el tiempo permitido para permanecer en el salón.
Un Maestro de Ceremonias siente una gran empatía con los anfitriones e invitados, sabe lo que necesitan, se adelanta a los problemas, reacciona, maneja y controla las situaciones difíciles e imprevistos, mantiene la calma, transmite paz, tranquilidad, confianza y seguridad. Es conocedor de la etiqueta de cada evento.
Cuenta con una equilibrada dosis de buen humor. Es cordial, pero se mantiene al margen, no busca sobresalir ni ser el centro de atención de la actividad, su forma de hablar, de moverse y de vestir denotan su profesionalismo. Ni demasiado formal que se confunda con los invitados ni excesivamente informal.
Es importante que atienda y responda a las órdenes de una sola persona para evitar confusiones y malentendidos: si hay un cambio en el programa, por ejemplo, recibirá la orden de cambio solo de la persona previamente asignada.

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